Los terroristas que secuestraron a los cooperantes obtuvieron un 
rescate de 15 millones de euros, la liberación de tres presos y la repatriación 
por España de los voluntarios europeos en los campamentos de refugiados 
saharauis
“Hay 
muyahidines (combatientes) que les esperan allí”, en los 
campamentos de refugiados saharauis, a los cooperantes españoles si es que se 
les ocurre regresar. Walid Abu Sarhaoui, portavoz del Movimiento para la 
Unicidad del Yihad en África Occidental (MUYAO), lanzó públicamente esta 
advertencia, a través de la agencia de prensa francesa AFP, horas después de que 
su grupo liberara a los tres cooperantes europeos que secuestró nueve meses 
antes.

   Los españoles Ainhoa Fernández de Rincón, Enric Gonyalons y la italiana 
Rosella Urru fueron entregados por el MUYAO cerca de Gao, en el norte de Mali, a 
los mediadores de Burkina Faso que les trasladaron, el 18 de julio, a 
Ouagadougou desde donde volaron a sus respectivos países.
   A cambio de la libertad de las dos mujeres los gobiernos español e 
italiano pagaron 15 millones de euros, según informó el MUYAO, la mitad de lo 
que exigió inicialmente. España adelantó el importe del rescate que, en 
principio, se paga a medias con Italia. La cantidad sufragada es similar a la 
que fue desembolsada, en agosto de 2010, para conseguir que la rama magrebí de 
Al Qaeda (AQMI) soltase a los dos rehenes catalanes, Roque Pascual y Albert 
Vilalta, que aun permanecían en su poder. Alicia Gámez fue liberada cinco meses 
antes.
 
   Gonyalons, que estaba separado de sus dos compañeras, no iba a ser puesto 
en libertad con ellas. Su suerte tenía que ser negociada ulteriormente, pero los 
mediadores insistieron a los terroristas en que el joven había sido herido de 
bala y cojeaba y les recordaron que los musulmanes estaban en Ramadán, mes de la 
piedad. Accedieron a soltarle sin nuevas contrapartidas.
   Además del rescate pecuniario el MUYAO obtuvo “la excarcelación de tres 
presos en países musulmanes”, según indicó. Dos de ellos habían sido detenidos 
en Nuadibú (Mauritania), el 5 de diciembre pasado, por su presunta complicidad 
con el secuestro de los cooperantes, y un tercero estaba encarcelado en 
Niamey.
   El Gobierno de Níger desmintió esta última liberación. Las agencias de 
prensa independientes mauritanas (ANI y Sahara Media) solo han confirmado la 
puesta en libertad de Memine Ould Oufkir, de 30 años, un saharaui al que recogió 
en Nuakchot, el 17 de julio, un avión español para entregárselo a los mediadores 
de Burkina Faso.
   El MUYAO exigió, por último, la retirada de los cooperantes extranjeros de 
los campamentos de refugiados saharauis del suroeste de Argelia, que gestiona el 
Frente Polisario, donde secuestró a los tres europeos. En los últimos días de su 
cautiverio los tres  jóvenes rehenes recibieron la visita de islamistas que se 
declararon saharauis y que les advirtieron del riesgo de ser secuestrados que 
correrían, ellos u otros voluntarios, si regresaban a Tinduf, según señalaron 
fuentes conocedoras de la negociación.
   El grupo terrorista lanzó ese mismo mensaje a los mediadores de Burkina 
Faso, para que se lo hiciesen llegar a las autoridades españolas, y, finalmente, 
su portavoz lo repitió a la prensa el 19 de julio. Esta amenaza sorprende. El 
MUYAO debería estar más interesado en recaudar, gracias al pago de rescates de 
cooperantes, que en espantarles de los campamentos de Tinduf. Al formular ese 
aviso intenta aparentemente romper el vínculo entre la sociedad civil española y 
los refugiados saharauis.
   Diez días después de que los rehenes recobrasen la libertad el ministro de 
Asuntos Exteriores español, José Manuel García-Margallo, anunció de sopetón la 
inmediata repatriación de la docena de cooperantes españoles en Tinduf y, de 
paso, la de otros tres europeos que estaban allí. Se tomó tal decisión, según el 
ministro, cuando se tuvieron “indicios racionales de que se planeaba un 
secuestro de cooperantes españoles en los campamentos de Tinduf y una vez 
verificado hasta la extenuación que la operación es inminente”. Exteriores 
amplió de paso a todo Mali, y no solo al norte, su alerta sobre el riesgo 
terrorista. Desaconsejó así a los españoles que viajasen a cualquier lugar del 
país.
   El anuncio de García-Margallo produjo regocijo en Marruecos. “Duro golpe 
para el Polisario”, titulaba, por ejemplo, el 1 de agosto en portada, el diario 
Al Bayane, mientras que otro rotativo, 
As Sabah, recordaba: 
“Marruecos fue el primero en llamar la atención sobre la implicación del 
Polisario con organizaciones armadas como Al Qaeda que se dedican a secuestros 
en Tinduf”.
   Las repatriaciones por riesgo terrorista no se suelen anunciar de antemano 
como hizo García-Margallo, el 28 de julio, porque pueden incitar a los 
secuestradores a adelantar sus planes. EE UU evacuó, por ejemplo, a sus 
ciudadanos, en julio de 2010, de Burkina Faso, y Francia hizo otro tanto en 
agosto, pero solo con los franceses que residían en el noroeste de ese país. En 
ambos casos se supo a posteriori.
   Otra anomalía en el comportamiento del Gobierno español es que, si de 
verdad tenía constancia de que el MUYAO iba a golpear de nuevo en Tinduf, 
debería haber advertido al Frente Polisario y a Argelia para que incrementasen 
la vigilancia, pero no lo hizo. Ambos ya reforzaron su despliegue militar en la 
zona –Argelia envió 30.000 soldados más a una de las regiones más militarizadas 
del mundo- tras el triple secuestro de octubre. El Polisario ha pedido ahora 
reiteradamente a los servicios de seguridad españoles información precisa sobre 
la amenaza.
   En conversaciones informales organizadas a posteriori en Exteriores se 
precisó a los periodistas que los terroristas cuentan con “infiltrados” en los 
campamentos saharauis. En realidad, los “indicios” de lo que habló 
García-Margallo son solo las advertencias proferidas reiteradamente por el MUYAO 
en público y en privado. No posee ningún otro dato.
   Los servicios de seguridad españoles se han apuntado algunos tantos en la 
lucha antiterrorista en el Sahel. El Consejero de Interior de la Embajada de 
España en Bamako dio, por ejemplo, en abril, el soplo a la policía maliense de 
la presencia de un comando de Boko Haram, organización terrorista nigeriana, en 
la capital de Mali donde proyectaba perpetrar atentados. Sus miembros fueron 
detenidos. Pero sobre las intenciones del MUYAO los españoles carecían de 
información específica.
   El grueso del MUYAO, que en sus orígenes contaba con unos 70 combatientes, 
está formado por árabes malienses de la región de Tilemsi –su jefe es el 
maliense Sultan Ould Badi- , a los que se han unido mauritanos y saharauis. En 
sus filas la proporción de saharauis es mucho mayor que en las de su hermano 
mayor, Al Qaeda. De ahí que se sospeche que puede contar con cómplices en los 
campamentos de refugiados pese a las purgas llevadas a cabo por el Polisario 
desde finales de 2011.
   En diciembre pasado Hamma Ould Mohamed Kheirou, 
número dos del 
MUYAO, difundió un vídeo en el que explicaba sus objetivos: Implantar la 
sharia (ley islámica) en toda África del Oeste y combatir a todos 
aquellos que se opondrían a ello empezando por Francia, la antigua potencia 
colonial. Pero en la práctica el MUYAO solo ha tenido un enemigo: Argelia y el 
Polisario instalado en territorio argelino. Aunque la mayoría de sus jefes son 
argelinos, Al Qaeda ha diversificado más sus zarpazos. Además de Argelia asestó 
golpes, desde 2007, en Mauritania, Mali, Níger y Túnez.
   El MUYAO se estrenó en octubre con el secuestro de Tinduf, una operación 
más complicada que los apresamientos de cinco viajeros europeos que efectuó poco 
después Al Qaeda en Tombuctú y Hombori (Mali). Para hacerla tuvo que contar con 
cómplices in situ y medios para recorrer con sus cautivos más de mil kilómetros 
por el desierto. Reapareció en marzo y en junio con sendos atentados suicidas 
contra la Gendarmería argelina en Tamanrasset y Ouargla con un balance global de 
dos muertos y 24 heridos.
   Cuando a finales de marzo, al amparo de la rebelión tuareg en el norte de 
Mali, los grupos terroristas árabes se apuntaron también a la conquista de esa 
región septentrional, el MUYAO se dirigió a Gao acaso porque algunos de sus 
miembros son originarios de esa provincia o porque es allí donde estaba el único 
Consulado de Argelia en la zona. Secuestró al cónsul y a otros seis empleados 
aunque después puso en libertad a tres de ellos.
   El MUYAO gobernaba, en un principio, esa ciudad de 90.000 habitantes junto 
con el Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA), una facción armada 
tuareg laica e independentista. Ambos grupos se enfrentaron a finales de junio 
y, tras horas de combate y más de 20 muertos, los terroristas expulsaron a los 
tuaregs. Hoy en día se esfuerzan porque el agua potable y la luz eléctrica no 
falten en Gao y desarrollan políticas sociales para intentar proporcionar 
trabajo a los jóvenes.
   El MUYAO tiene una política de comunicación diferente a la de Al Qaeda. En 
algunas ocasiones sus portavoces se ponen al teléfono, como sucedió horas 
después de la liberación de los cooperantes, y hasta ha aceptado la presencia en 
Gao de algún periodista africano. El 13 de diciembre, 72 horas después de que 
reivindicase en francés el secuestro de Tinduf, alguno de sus miembros intentó 
vender a la prensa un video con los rehenes, algo inimaginable por parte de Al 
Qaeda que siempre regaló su material gráfico.
   Pese a la derrota que infligió al MNLA, el MUYAO no es la principal fuerza 
en el norte de Mali ni tampoco lo son los tuareg integristas de Ansar Dine. La 
que “domina a todas las demás fuerzas con presencia en el norte de Mali es Al 
Qaeda”, declaraba, el 27 de julio en Dakar, el general Carter Ham, comandante en 
jefe de AFRICOM, el mando del Pentágono para África. Además, añadió, es “la más 
rica de todas las ramas” de Al Qaeda en el mundo. Lo es gracias a los secuestros 
de occidentales, a su implicación en el contrabando y, acaso, a la protección 
que brinda a las caravanas de la droga.
   Pese a su poderío Al Qaeda es prudente en el norte de Mali. Así se lo 
pidió su jefe regional, el argelino Abdelmalek Droukdel, en un mensaje difundido 
el 23 de mayo. Instó a sus hombres a no ser “vanidosos”, a proporcionar ante 
todo “seguridad” a las poblaciones y a aplicar la 
sharia 
“gradualmente”.
    El MUYAO es una disidencia de Al Qaeda surgida a finales del año pasado a 
causa, según una hipótesis esbozada por policías y expertos antiterrorista, de 
desacuerdos sobre el reparto del botín de los secuestros y porque malienses y 
mauritanos se consideraban marginados en una organización en la que mandan los 
argelinos.
   Otra hipótesis, diametralmente opuesta a la primera, sostiene que el MUAYO 
es en realidad una filial de Al Qaeda, creada por Mokhtar Belmokhtar, jefe de la 
célula que capturó a los tres voluntarios catalanes en Mauritania, el 29 de 
noviembre de 2009. La habría fundado para reclutar con más facilidad en África 
Occidental, y no solo en el Magreb, y extender sus actividades a esa parte del 
continente. Su empeño en golpear solo a Argelia resta fuerza a esta 
suposición.
Fuente:
 El País