El Ejército les prohibió entrar por el único camino que han dejado habilitado, despues de rodear todo el campamento con un muro de un metro de altura y cuando intentaron ignorar el segundo control, abrieron fuego, según la versión de los saharauis que escucharon la ráfaga de tiros y vieron llegar a las ambulancias.
En el campamento, la noticia se recibio con mucha preocupación, claro. En su interior podría haber ya alrededor de 20.000 personas, aunque es difícil de calcular exactamente. Se trata en cualquier caso de la mayor protesta del pueblo saharaui en los ultimos 35 años a la que los ciudadanos se han ido sumando rápida y espontaneamente para reclamar derechos sociales como igualdad con los marroquíes q la hora de acceder a un puesto de trabajo o a una vivienda, y para denunciar el expolio de los recursos naturales, cuyos beneficios, dicen, no se invierten en esta zona.
No hay banderas ni proclamas independentistas y cuando preguntamos si la autodeterminación se encuentra entre los derechos que reclaman, contestan que está en el corazon de todos los saharauis " y Marruecos lo sabe". Pero proclamarlo en este caso sería un suicidio, ya que daría una excusa al ejército para desmantelar el campamento por la fuerza. Así que la organización se concentra en los derechos sociales y a pesar de esa preocupación con la que afrontan la escalada de violencia en el asedio militar al campamento, -que, como decía la madre de Elghari empezó con piedras y ayer llegó a los tiros-, no tienen intencion de moverse de allí hasta que consigan respuesta a alguna de sus reivindicaciones.
Están preparados para aguantar, con seguridad propia y voluntarios que se encargan desde atender a los enfermos a reparar los vehículos. Algunos ya hablan medio en broma de un estado propio, gestionado por los ciudadanos, aunque dado el cerco militar están tratando de disuadir a los saharauis de otras ciudades de que intenten seguir sumándose a éste, y animándoles a que, en lugar de eso, inicien campamentos similares en sus ciudades.
La noticia de los dos fallecimientos traslada de todos modos parte de la tensión a la propia ciudad de El Aaiún, donde desde las carnicerías hasta los taxistas han notado en sus negocios el descenso de población que ha supuesto este éxodo de saharauis. Aunque todava en estado de shok, la familia del fallecido ya ha anunciado que luchará hasta que Marruecos reconozca la autoría de su muerte -de momento, Rabat dice que fue en defensa propia, es decir, que fueron los saharauis quienes atacaron a los soldados- y no se descartan manifestaciones u otro tipo de altercados
Algunas familias con niños en edad escolar entran y salen del campamento que algunos han bautizado "de la dignidad" para que sigan sus clases. Otros llegaron el primer día y no se han movido de allí. Los que entran y salen, aunque sea entre una lluvia de piedras, como Molaakini Bounon, de 76 años, se encargan de llevar agua y alimentos.
Una de sus mujeres está dentro y la otra cuida de los niños de ambas en la ciudad. Hace dos días, al intentar entrar, apedrearon su vehículo causándoles algunos rasguños aún visibles. Pero este hombre jubilado cuyo único ingreso es una pensión del ejercito español, al que perteneció en el pasado, asegura que nunca más ha podido encontrar un trabajo y nada de lo ocurrido en los ultimos días le hará flaquear. "Esta protesta viene después de muchos años de represión y no nos vamos a echar atrás, no tenemos miedo de nada".