En cuanto pisa el desierto argelino, Carlos Bardem se coloca un turbante al modo saharaui y se desplaza como una tormenta de arena, sin conseguir pasar desapercibido ni un solo minuto, colándose por las rendijas, multiplicándose ventana a ventana, entre los 40.000 refugiados de la Wilaya de Dajla, uno de los cuatro campamentos (wilayas) donde malviven desde hace 35 años 200.000 personas tras la pésima descolonización del territorio a mediados de la década de los setenta.
Es la tercera vez que el mayor del clan Bardem da la cara por del Festival Internacional de Cine del Sáhara (FiSahara), que cumple ocho ediciones y que ayer arrancó en medio de la nada entre críticas al respaldo del Gobierno español al régimen marroquí. "Vengo con la indignación, la vergüenza infinita que me produce la clase política española que ha gobernado este país desde 1975. Ningún Gobierno desde entonces ha hecho nada por resolver este conflicto", cargó el actor a modo de tarjeta de presentación en la que también hubo lo suyo para "la falta de compromiso de la Casa Real" con el pueblo saharaui. Y, a todo esto, disculpó su hermano Javier, que esta vez no ha podido acompañarle a Dajla pero que acaba de donar una ambulancia para el hospital del campo de refugiados.
Por sus vehemencia y sus dimensiones, Bardem es la cabeza más visible de una troupe de más de medio centenar de voluntarios, ayudantes de producción, proyeccionistas, sonidistas o subtituladores que luchan contra los elementos en este inhóspito sur de Argelia para levantar una pantalla sobre la arena de la hamada (la llaman Pantalla Desierto, a la que se suman la Pantalla Club, interior, y la más modesta Pantalla Gacela) en la que los habitantes de la wilaya podrán ver 'También la lluvia', 'Pa Negre', 'Los ojos de Julia', 'Entre lobos' o 'Buried'. Y, como todos los años, habrá una muestra de películas a cargo del país invitado que, en esta edición, corre a cargo de Venezuela, y están programados hasta el próximo día 8 varios largometrajes de temática saharaui, como 'Hammada', 'El pulso del desierto', 'El muro' o 'Territorio liberado'.
Un territorio olvidado
"No tiene tanto glamour como otros, pero sin duda tiene mucha más humanidad. Es el único festival de cine del mundo que se celebra en un campo de refugiados y que se celebra con la vocación de desaparecer", ha recordado las dos máximas de este proyecto concebido como un plan mucho más ambicioso para llevar el cine a un territorio olvidado donde apenas existen ofertas de ocio José Taboada, uno de sus codirectores, quien no quiso olvidar "al movimiento de resistencia del interior del Sáhara ocupado por Marruecos, que está compuesto por jóvenes y mayores que han rebasado el umbral del miedo y que desafían a las fuerzas de represión marroquíes".
Taboada lamentó también "las apuestas que países como Francia o España realizaron en el pasado por las dictaduras norteafricanas que ahora están cayendo y el apoyo que aún se está prestando al gobierno marroquí a pesar de la constante violación de los Derechos Humanos".
Pero las películas no lo serán todo a pesar de ser un soplo de aire fresco para este lugar en el que el agua llega a cuentagotas en cisternas de Naciones Unidas y el sol cae a plomo, mientras la troupe en mitad de ninguna parte no ceja en su empeño de denunciar "la represión marroquí" a través del séptimo arte. También se están programados talleres de cine, un partido de fútbol (que, por cierto, siempre gana la selección saharaui), una carrera de camellos al uso tradicional y un concierto del rapero El Chojin, además de que, finalmente, se va a inaugurar la escuela de cine. "Los más jóvenes están muy ilusionados, porque en los años anteriores han estado participando en talleres y ya tienen mucha soltura con las diferentes disciplinas del rodaje", apunta Guillermo Toledo, otro de los codirectores del FiSahara.
Alrededor de 200 personas viajarán desde España y desde otros países para acercar el cine a los habitantes del campamento de Dajla, que es el más remoto y el que habitualmente tiene menos actividades culturales durante el año, con Luis Tosar o Nora Navas o Alberto Amman al frente. Y, como todos los años, la película ganadora del certamen recibirá una camella blanca, que será para la familia que aloja en su jaima a algún miembro del equipo del film. "Cine bajo las estrellas", resume Jadiya Hamdi, ministra de Cultura de la República Árabe Saharaui Democrática, "que ha abierto para los saharauis nuevos horizontes sin fronteras ni ataduras".
Fuente ABC
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