Al  conmemorarse el primer aniversario del fallecimiento de  MAHFUD ALI BEIBA, su familia, la  madre de sus hijas, su nieto, amigos y compañeros, al igual que su gran familia,  el pueblo saharaui, tanto de las zonas ocupadas, como en los campamentos de  refugiados, así como también los de la diáspora y las miles de personas que  desde distintas partes del mundo no han escatimado esfuerzos para expresar su  dolor y admiración por tu ejemplar trayectoria como dirigente histórico del  Pueblo Saharaui, queremos rendirte este merecido homenaje, para honrar tu  memoria, la memoria de un digno luchador por la causa de su pueblo, al igual que  tu fidelidad a los principios de justicia y de paz.
 A  pesar de que su gran pérdida física nos ha conmovido profundamente, pues nos ha  causado  un dolor insuperable que  convierte la tarea de asimilar su ausencia en faena difícil y dolorosa, también  podemos decir que nos sentimos orgullosos de haber compartido muchas facetas de  su vida; facetas en las que aprendimos de su saber y su experiencia; facetas en  las que bebimos de sus valores humanos, éticos, morales y profesionales que  tanto insistió en cultivar en todos y todas.
 Nosotras, mujeres saharauis  que hemos perdido a seres queridos, caídos en el campo de batalla por la  liberación de nuestro país, hemos cambiado el dolor de la irreversible ausencia  física por el homenaje permanente a su memoria, a su ejemplo, a su determinación  para que las próximas generaciones saharauis vivan dignamente, en libertad, en  su país independiente y soberano.  
 Todavía suena, y sonará en  el eco de  la historia, su discurso  en la madrugada del 27 de febrero de 1976 en Bir-Lehlu rodeado de compatriotas  saharauis y de corresponsales de la prensa internacional, anunciando al mundo el  nacimiento de un nuevo Estado: la República Saharaui, (la RASD), a cuya libertad  y justicia dedicó toda su vida, luchando y perseverando hasta el último aliento,  la última gota de sangre, cuando la muerte le sorprendió soñando con la victoria  final aquel fatídico 2 de julio del 2010.
 Al  cumplirse un año del fallecimiento de este noble y abnegado hijo del Sáhara  Occidental, un hijo fiel cuyo nombre sí quiero recordar, Mahfud Ali-Beiba,  queremos rendirte un sentido homenaje y reiterar nuestro firme compromiso a  seguir por la senda que nos marcaste que es, sin ninguna duda, la de seguir  luchando por el  legítimo derecho  del Pueblo Saharaui a vivir libre e independiente, tal como estipulan las  resoluciones de las máximas instancias internacionales.
 Ha  llovido mucho desde su participación en la operación contra la explotación de  los yacimientos de fosfatos de Bucraa hace ya 37 años, sin embargo, su  trayectoria nos ha demostrado que fue un hombre pacífico y todos aquellos que le  conocieron o trabajaron con él coinciden en definirle como “un hombre justo,  virtuoso, paciente, sereno y profundamente convencido de que tarde o temprano el  pueblo saharaui logrará su libertad”.
 Yo,  como saharaui y madre de sus hijas, soy testigo de su lucha fundamentada en la  disciplina y en la entrega, siempre manteniendo en la mira la proyección de  nuestro futuro y la asunción de la responsabilidad con seriedad y valentía, sin  dejar de ser y de actuar como padre, hijo y hermano en el seno familiar al igual  que para el pueblo saharaui, el Frente Polisario y la RASD. Mahfud nunca aceptó  la existencia de otra prioridad que no fuera la vía del trabajo abnegado por la  libertad del Sáhara Occidental, hecho que le hizo rechazar de lleno el proyecto  marroquí de autonomía que, para él, siempre fue un plan mortinato. Por su firme  y claro compromiso con la causa saharaui, a la que dedicó literalmente su vida,  actuó y trabajó con suma prudencia y un espíritu reconciliador  inigualable.
 Como  compañero, Mahfud fue cercano, humano y muy cariñoso con los que le rodearon y  los más necesitados, sin olvidar que en el ámbito sociopolítico hizo lo  imposible por sensibilizar a la juventud, de la que una vez dijo: “a la juventud  hay que darle su espacio y crearle su programa de acción y continuidad en el  proceso saharaui”. Igualmente, apoyó en todos los ámbitos la participación de  las mujeres saharauis en todas las esferas de forma real, respetuosa y eficaz.  También es digna de mención, y un orgullo para cualquier demócrata, el hincapié  que hizo Mahfud sobre la metodología a seguir para apoyar la lucha pacífica  saharaui a través de las instituciones legislativas y  parlamentarias.
 Como  saharaui y madre de sus hijas, me siento orgullosa por lo que hizo por este  pueblo que, generosamente y como reconocimiento, en las zonas ocupadas y en los  territorios liberados, en los campamentos de la dignidad y en las comunidades  saharauis de la diáspora, acudió en masa ante su tumba para rendir un homenaje  popular en su memoria. A todos, ellos gracias.
 Para  Mahfud Ali Beiba, somos un pueblo noble que ha decidido pagar el alto precio de  arrancar la libertad conculcada por un régimen opresor como lo es el marroquí.  Estamos seguros de que las cadenas de la opresión cederán ante el empuje y la  determinación de un pueblo. Lo hemos visto ayer a través de las grandes epopeyas  militares que nuestros combatientes protagonizaron a lo largo y ancho del campo  de batalla. Desde El-Janga a Gdeim-Izik, el pueblo saharaui ha mostrado  coherencia con esa determinación y una fe ciega en que cuando un pueblo decide  vivir en liberad el destino responderá inevitablemente.
 Mahfud nunca dudó de que  teníamos una cita confirmada con la historia y de que nadie nos detendrá;  siempre aseguró que  el camino ha  sido largo y lo que queda por recorrer no será fácil, pero somos un pueblo que  con la ayuda de Alá y la voluntad y el ejemplo de sus hijos caídos en el campo  de batalla, está destinado a llegar adonde tiene que llegar, que es su liberad,  su independencia para poder vivir en paz y dignidad.
 En  algunas ocasiones, y ahora vuelvo a dirigirme a ti Mahfud, dijiste: “puedo decir  sin que me tiemble el pulso que he invertido 35 de los 55 años que tengo en este  proceso y que sé que no ha sido en vano, porque en este tiempo se ha consolidado  la identidad saharaui”. También manifestaste en varias ocasiones que “jamás  serías marroquí”. Pues bien, Mahfud, a pesar de los múltiples intentos  marroquíes de hacernos desistir a cambio de bienes económicos y otros  privilegios, tu familia jura ante Dios, ante el pueblo saharaui y ante tu  memoria que jamás, nunca jamás, aceptaremos ninguna otra oferta que no sea la  autodeterminación del pueblo saharaui, algo que para ti era  innegociable.
 Tu  pérdida ha sido inesperada, repentina y muy dolorosa, pero puede haber creado un  espacio de reflexión necesario y fundamental para reforzar nuestra Unidad  Nacional. A nivel familiar, durante 35 años, nos inculcaste importantes  valores  humanos, pero sólo citaré dos: el  trabajo y el amor a nuestra patria. Con razón, algunos compañeros han reconocido  que eres “el hombre que selló su destino al de su pueblo y pereció en el  empeño…”
 Sé  que al igual que te gustaba pasar desapercibido, nunca te han gustado los  elogios y alabanzas por hacer lo que hacías, pues para ti era tu deber y  obligación como ciudadano saharaui, pero aun así si tuviera que presentarte,  como madre de tus hijas y fiel testigo, lo haría según dijeron muchos de ti:  
 -el  líder fundador y forjador de las instituciones.
 -el  militante íntegro de convicciones inamovibles.
 -el  predicador de la paz y el luchador por la justicia.
 -el  compañero que nos ha regalado su juventud y su fuerza.
 -el  hermano que nos cedió el honor de persistir en la  promesa.
 -el  padre y el abuelo ejemplar.
 -Fuiste el mártir…que nunca  querría destacar entre el resto de los mártires. GLORIA  ETERNA.
 Tus  hijas, CHAIA, FALA, MAHFUDA y tu nieto Hamad
 La  madre de tus hijas, Mueina Cheijatu, tu fiel compañera.
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Poemario por un Sahara Libre
http://poemariosahara.info/
 
 
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