El Frente Polisario ha dado un nuevo paso para tratar de desbloquear internacionalmente el conflicto en el Sáhara Occidental. Aparte de mantener la presión sobre el Consejo de Seguridad de la ONU, que se reunió este martes para estudiar la crisis creada por el violento desmantelamiento por Marruecos del campamento saharaui de Gdeim Izik, a las afueras de El Aaiún, el Polisario ha abierto una nueva vía de negociación con Washington. Intentan ganar para su causa a la Casa Blanca de Barack Obama, por acción o por omisión.
En declaraciones a ABC, el representante del Polisario ante la ONU, Ahmed Bujari, explicó que por primera vez en mucho tiempo han fructificado sus gestiones para conseguir una entrevista con una subsecretaria del Departamento de Estado. “En los últimos tiempos de la Administración Bush la cerrazón era total. Ahora se ha abierto una ventana y por fin nos sentimos escuchados”, explica.
Bujari hace un balance positivo de la reunión, en la que el Polisario defendió su posición con arreglo a la ética y los derechos humanos, pero también en un contexto geoestratégico global. “No es cierto, como quiere hacer creer Rabat, que si hay referéndum y Marruecos pierde el control del Sahara la monarquía de Mohamed VI se venga abajo, o que se pierda la capacidad de contener a Al Qaida en la región”, asegura, insistiendo que es más bien todo lo contrario: “aquello es un desierto donde no se puede mover ni esconder nadie sin que nosotros lo sepamos”.
La amenaza del integrismo islámico
Parte de lo que está ocurriendo tiene que ver con el tradicional temor a desequilibrar el Magreb en un momento en que el integrismo islámico es una amenaza de terror global. Con esta ofensiva en el Departamento de Estado espera obtener la luz verde de Washington –o por lo menos la garantía de que no habrá luz roja- para tratar de poner fin a las eternas tablas con Rabat, “sin que se nos acuse de fomentar el terrorismo”.
O de aparecer como terroristas ellos mismos si se acaba rompiendo el alto el fuego en el Sahara. Esta amenaza surge, apenas velada, en la carta que Ahmed Bujari ha remitido al presidente del Consejo de Seguridad de la ONU, el británico Mark Lyall Grant, en vísperas de la reunión sobre los incidentes en El Aaiún.
La misiva denuncia lo sucedido desde el punto de vista del Polisario, acusa a Marruecos de imponer el apagón informativo, impidiendo la entrada no sólo a los periodistas sino a los diplomáticos extranjeros y al personal de la MINURSO, y exige que el Consejo de Seguridad condene los hechos y los investigue seriamente, despachando una misión de observadores.
Jóvenes preparados para la guerra
Asimismo el Polisario exige que “el Consejo de Seguridad rectifique urgentemente sus fracasos” en la región y su incapacidad de impedir “la grotesca e injusta situación de un pueblo forzado a luchar más de 35 años por su legítimo derecho de autodeterminación y por la promesa incumplida de un referéndum apoyado por el Consejo de Seguridad en 1991”. A día de hoy, claman, “la ONU sólo sirve de mero camuflaje a una ocupación sin fin”. El mensaje es: o se establece una fecha límite para el referéndum o el Polisario se tomará la resolución del conflicto exclusivamente por su mano.
¿Significa eso la guerra abierta contra Marruecos? “Tenemos una generación joven preparada para coger las armas en defensa de la libertad”, declara Bujari. Sólo el tiempo –y quizás Washington- puede decir si este aserto supondrá un punto de no retorno.
Fuente ABC
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