Estos saharauis, que habían regresado desde los campamentos de Tinduf al territorio ocupado por Marruecos, fueron expulsados por las autoridades de Rabat y abandonados en esta zona de colchón entre el Sahara y Mauritania con poca comida y agua. Ni Mauritania ni Marruecos han querido hacerse cargo de ellos y su situación es ya desesperada.
En un principio eran medio centenar, pero algunos de ellos han conseguido cruzar clandestinamente la frontera y refugiarse en los pueblos mauritanos más próximos. El problema de aventurarse lejos de los puestos fronterizos es que en esta zona aún hay muchas minas enterradas y activas a causa de la guerra entre Marruecos y el Polisario, lo que recuerdan numerosos carteles a lo largo de todo Kandahar que recomiendan no salirse de la carretera de tierra que lo atraviesa. “Pasamos mucho frío por la noche y mucho calor por el día”, ha asegurado uno de ellos en conversación telefónica con GuinGuinBali. Entre ellos se encuentran muchas mujeres y una decena de niños.
Kandahar es una franja de unos 8 kilómetros de ancho entre los puestos fronterizos mauritano y marroquí al sur del Sahara controlado por Marruecos. En este espacio han sido abandonados grupos de inmigrantes subsaharianos en los últimos años e incluso algunos han muerto allí al no ser admitidos ni por las autoridades de Nouakchott ni por las de Rabat.
Fuente Guinguinbali
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