Un ciudadano saharaui, Najim Sheibetta Mayshan, de 39 años, ha aparecido hace dos días inconsciente y en estado muy grave, abandonado en medio de la calle, en el barrio de Wakala de la ciudad saharaui de Dajla. El cuerpo de Mayshan, desaparecido desde hacía dos días, muestra síntomas de haber sido brutalmente golpeado y todo apunta a que puede haber sido torturado. Tras los graves enfrentamientos del domingo y el lunes, la ciudad continúa tomada por el Ejército y una veintena de saharauis siguen detenidos.
La aparición del cuerpo de Najim Sheibetta Mayshan, que llevaba 48 horas desaparecido, ha vuelto a encender las alarmas en Dajla. Fue localizado en el barrio de Wakala, habitado mayoritariamente por marroquíes, por una patrulla del Ejército y su mal estado de salud apunta a posibles torturas por parte de la Policía.
Según asegura la familia, los médicos del hospital militar de Dajla han revelado que fue abandonado el día anterior debido a su estado crítico de salud. Tras ser atendido en primera instancia en este centro hospitalario, fue trasladado al hospital de El Aaiún con una grave hemorragia interna.
Como suele ocurrir en estos casos, los familiares y amigos que acudieron a interesarse por su estado y se concentraron a las afueras del hospital de Dajla, fueron dispersados por la policía.
Tras los enfrentamientos entre marroquíes y saharauis del domingo y lunes, que se saldaron con un saharaui muerto a golpes y seis marroquíes fallecidos en circunstancias por determinar (los colectivos de apoyo saharauis aseguran que dos de ellos murieron por disparos del propio Ejército marroquí y los cuatro restantes en un accidente tras robar el coche a un saharaui), el Ejército ha tomado la ciudad y ha ido buscando casa por casa a los saharauis que participaron en las revueltas.
En este sentido, del medio centenar de saharauis detenidos en primera instancia aún continúan detenidos unos veinte, de los que 14 son menores de edad y los seis restantes son Salem Barka Hassan Ali Abdallah, Daya Hanoun, Sidati Haibab Elmekhtar, Lefdil M’barek, Baija Hafdallah y Mohamed Akmash. Sus familias sospechan que su estado de salud pueda ser grave, al no haber sido liberados aún.
Fuente Guinguinbali
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