En el aniversario de la primera jaima de Gdeim Izik
Domingo, 09 de Octubre de 2011 13:21
Dentro de pocos días estaremos celebrando el  primer aniversario del montaje de la primera jaima en la zona de Gdeim Izik,  sita al este de la ciudad ocupada de El Aaiún, que coincide con el 10 de  octubre. Aquella jaima que, en un principio, no era más que una “protesta  inusual”, organizada por un grupo de jóvenes saharauis para protestar contra la  política de ocupación, empobrecimiento y expolio de los recursos de su tierra  ante sus propios ojos. 
 Aquella jaima, estaba en medio del desierto y  aparecía solitaria cuán lunar que embellece el rostro de un yermo terreno. De  pronto se convirtió en la Meca de los desplazados, en el faro de los oprimidos,  en la guía de los marginados, en el lunar de toda la patria... Y en un núcleo de  tela alrededor del cual, proliferaron rápidamente como hongos, más de 8000  jaimas. De tal modo, que aquel terreno yermo, después de una y treinta noches,  amaneció siendo un “Cuadro de Jaimas”, pintado con el pincel del desafío, los  colores de la resistencia y unos dedos entrenados para mostrar el signo de la  victoria... 
 Amaneció siendo un Estado libre de la brutal  ocupación, un “Estado de Jaimas”, cuyos pilares, los saharauis, habían levantado  en mitad de la noche, jaima por jaima, pieza por pieza... Un Estado que habita  en ellos, en espera de poder, ellos, habitar en él. Un Estado libre de colonos y  semejantes... Libre de traidores, mercenarios y sus lacayos… Libre de  transgresores, rastreros y sus secuaces. Sí, porque cuando los saharauis  levantan un “Estado de Jaimas” en espera de un Estado independiente, aquél ha de  ser libre de impurezas, defectos o parásitos... porque nuestras blancas jaimas  no admiten, nunca, manchas negras.
 Dentro de unos días, habrá transcurrido un año  desde que se montó la primera jaima que allanó el camino para la construcción de  un Campamento autónomo, mantenido por miles de desplazados y miles de jaimas,  que duró treinta días y que fue un “campamento de protesta” único en su género  que jamás se había visto en el mundo. Y que supuso, además, una nueva virtud  saharaui que se añade al humanismo y los métodos de protesta cívicos y no  violentos resultantes de la innovación, la sofisticación y la creación con que  nos tiene acostumbrados la ‘Intifada de la Independencia’ desde su inicio.
 Este método de protesta sui géneris fue un  verdadero tiro de gracia para la maquinaria de propaganda marroquí que pregona  eslóganes políticos como “la unidad de los saharauis”, “su consciencia de su  marroquinidad”, “su lealtad al Palacio”, “su vasallaje al trono” y “su asunción  del principio de la integridad territorial del reino”; o anuncios económicos  como “la reconstrucción de las regiones del sur”, “su desarrollo y despegue  económico”, “su incorporación al tren”, “la prestación, a los saharauis, de una  atención especial y de un sistema para la motivación preferente”, “su vivir en  la opulencia”; o pretensiones sociales como “su incorporación e inserción en el  tejido social marroquí”, “su mezcla, adaptación y asimilación por sus hermanos  marroquíes”. 
 Toda esta propaganda se ha evaporado en medio  del fragor del combate, cuando empiezan a caer por su propio peso, algunas  preguntas, como:
 - Cómo  es posible que los saharauis huyan de la ciudad hacia un terreno yermo y aislado  si, efectivamente, vivían en la opulencia?
 - Dónde  están “los jardines del paraísos” y “los proyectos económicos” de los que, se  supone, disfrutan quienes huyen de la pobreza, el hambre, la marginación y la  invasión de la colonización?
 - Si  los desplazados, en efecto, eran ciudadanos marroquíes, cómo se explica entonces  su negativa a permitir, a los responsables marroquíes, acceder al  campamento?
 - Si  la protesta era eminentemente social, cómo se explica que no haya ni un solo  marroquí en más de 20.000 desplazados?
 - Cómo  se explica la negativa de los desplazados a tratar con los medios de  comunicación marroquíes y, por el contrario, permitir una cobertura sin  precedentes, por parte de los medios saharauis e internacionales, especialmente,  los españoles sobre los detalles y el día a día del campamento?
 - Si  el Campamento no era más que un modo de protesta marroquí porqué no se izó ni  una sola bandera marroquí sobre ninguna jaima de las más de ocho mil que  habían?
 Estas son algunas de las preguntas que vienen a  la mente de todos y descubren la falsedad de las pretensiones propagandísticas  marroquíes que se estrellan contra la resistencia civil saharaui.
 Entonces, dentro de unos días vamos a celebrar  el aniversario de esta “Histórica Batalla” cuya organización y enfoque  testimonian la capacidad de los saharauis para construir su Estado, sus  instituciones y asumir sus responsabilidades y les preparan para la convivencia  pacífica entre ellos y con los países vecinos. Por otra parte, da contra la  pared con la estrategia de la ocupación tendente a sembrar la discordia y la  zozobra en las filas saharauis.
 Al mismo tiempo, Gdeim Izik, se había  convertido en la mayor “Sauna tradicional” donde los saharauis se habían lavado  de todos los males que se les habían pegado al cuerpo durante las tres décadas  de ocupación como los conflictos raciales, las disputas electorales, las  afiliaciones tribales, las lealtades regionales, los sectarismos partidistas y  el oportunismo.
 De este acontecimiento, el pueblo saharaui,  salió con más fuerza, unión y armonía. Durante las jornadas de la organización,  construcción y los momentos del ataque y desmantelamiento, quedó claro para  todos los saharauis, desplazados o no, que el saharaui es misericordioso para  con su prójimo. Y que el enemigo y el adversario es el ocupante marroquí que se  ha revelado en toda su dimensión ante los escépticos, los beneficiados y los  rastreros. Que ha corrido el velo de su feo rostro ante aquellos que hasta ayer  mismo estaban engañados.
 Transcurre, pues, un año de la hazaña. ¿Pasaba  por la mente de los primeros autores que su “jaima huérfana” se iba a  transformar a la velocidad del relámpago en un “Estado móvil” que salió de las  almas donde habitaba para volver a ellas después de un mes de desfile?
 ¿Se imaginaban que “su simple iniciativa” iba a  convertirse en un “hecho histórico” que por su rareza y gravedad guardaba mayor  parecido con la leyenda?
 ¿Eran conscientes de que su “Campamento sui  géneris” se iba a convertir, por su impoluta organización y sangrante  desmantelamiento, en una “histórica epopeya” que ha entrado por la puerta grande  de la Historia y cuyo registro ha patentado el pueblo saharaui.
 ¿Llegaron a pensar que su “método de protesta”  iba a ser un ejemplo para todos los pueblos árabes que gracias a él se han  librado del miedo eterno, se han deshecho de su inactividad perpetua, se han  recuperado del estancamiento crónico y, después, con sus jaimas derrocaron a sus  gobernantes?
 ¿Llegaron a imaginar que la primera piqueta que  clavaron en el terreno de Gdeim Izik era el primer clavo que se clavaba en el  ataúd del régimen de Ben Ali, el régimen de Mubarek y la jaima de Gadafi?
 Nadie pensaba eso… Nadie… Pero la historia  registrará al pueblo saharaui su valentía, rebeldía y combatividad legendarios y  su épica capacidad para oponerse al más potente sistema de ocupación, tiranía y  opresión.
 La creatividad en los modos de resistencia,  empezando por la lucha armada, la guerra de guerrillas, la guerra de desgaste,  el enfrentamiento diplomático y la Intifada pacífica de la que el desplazamiento  colectivo era una de sus más épicas manifestaciones. Y el último de estos  episodios, ha sido hace unos días en la ciudad ocupada de Dajla, donde el  triunfo se traza con líneas de sangre y lágrimas.
 Y, en espera de un nuevo levantamiento,  ¡¡¡Feliz Aniversario!!!.
 *Said Beilal es un escritor de Smara, capital  espiritual del Sahara Occidental.
 Traducción libre de Haddamin Moulud  Said.
 Fuente:  Saharatoday
  
 
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