La pelea de Navas Talero con el embajador marroquí
La autodeterminación saharaui tiene su capítulo en Colombia. El representante Germán Navas la defiende, mientras que el embajador de Marruecos, Noureddine Khalifa, busca torpedear cualquier "estratagema" en ese sentido.
La Cancillería colombiana atendió esta semana un derecho de petición del representante Germán Navas Talero, del Polo Democrático, en el que el congresista pidió al embajador de Marruecos, Noureddine Khalifa, que no interfiera más en sus funciones ni opiniones políticas.
En la respuesta al derecho de petición, la Cancillería se comprometió a  recordarle al embajador que “todas las comunicaciones” que funcionarios  diplomáticos acreditados en Colombia pretendan hacer llegar a las autoridades,  “deberán ser tramitadas a través del Ministerio de Relaciones Exteriores”, según  lo establecen las normas internacionales.
Navas Talero se ha quejado en  reiteradas ocasiones de que el embajador marroquí le ha impedido ejercer sus  derechos como legislador y ciudadano.
El origen de la  pelea 
La historia comenzó a finales de febrero cuando el  representante Navas viajó a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) para  la celebración de los 35 años de independencia en la ciudad de Tifariti. Navas  fue invitado junto a otros legisladores, diplomáticos y líderes políticos de  diferentes partes del mundo.
En el encuentro, Navas fue escogido para  ser el vocero oficial de algunos asistentes para leer unas palabras en pro de la  autonomía y reconocimiento del RASD.
Ese país, que también se llama  Sahara Occidental, es reconocido por más de 80 estados. No obstante, ese  reconocimiento le ha costado una intensa lucha diplomática y política que aún no  termina.
En 1976, España abandonó el territorio en lo que se suponía  era el fin de la última colonia en África. Entonces, el Frente Polisario  proclamó la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). La salida de los  españoles fue impulsada por Marruecos y reconocida por sus  autoridades.
No obstante, buena parte del territorio quedó a merced de  Marruecos (que es un reino) y Mauritania. En 1979 Mauritania entregó el  territorio y reconoció al Frente Polisario que gobierna una franja conocida como  “territorios liberados”. Marruecos entró a administrar de facto el territorio  “ocupado”.
Desde entonces, ante instancias internacionales, el  Polisario ha buscado el reconocimiento de la autonomía y determinación de los  saharauis. Marruecos, por su parte, ha intentado torpedear cualquier  reconocimiento. De hecho ha logrado que países que han aceptado el Estado de la  RASD se retrotraigan en su decisión.
Las dos regiones están separadas  por un muro de 2.000 kilómetros, construido por Marruecos. Según versiones de  prensa, a lo largo del muro hay minas antipersona. Actualmente, un grupo de  saharauis está refugiado en Tinduf provincia de Argelia. Y otro grupo quedó en  la zona ocupada por Marruecos. La zona es rica en fósforo y pescado, lo cual  explica los intereses en esa parte del Magreb.
Desde hace décadas han  sido constantes las acusaciones sobre violaciones a los derechos humanos y  restricciones a la libertad de prensa en las zonas ocupadas. En la ONU las  posiciones al respecto han estado divididas, razón por la cual, a pesar del  reconocimiento de muchas naciones de los independentistas, aún no se ha resuelto  su situación jurídica internacional definitivamente.
En 1991, tras un  acuerdo de cese al fuego en el que se instaló una comisión de la ONU en la zona,  el organismo aprobó la celebración de un referéndum para la autodeterminación. A  pesar de los acercamientos y pactos, el referendo aún no se ha celebrado. Según  las organizaciones Amnistía Internacional y Human Rigths Watch esto se debe a la  presión del gobierno de Marruecos.
Por esta razón, en 2001 Colombia  decidió suspender el reconocimiento a la RASD a la espera de las negociaciones  de las partes y la celebración del referendo.
La pelea  local 
El 5 de marzo, mientras Navas estaba por fuera del país,  el embajador Khalifa le envió una carta al presidente de la Cámara de  Representantes, Carlos Alberto Zuluaga, en la que le pedía “estar atento a  cualquier iniciativa que podría presentar el representante Germán Navas Talero  contra el Reino de Marruecos”. El embajador calificó de “hostil” la posición de  Navas frente a Marruecos por estar a favor de los separatistas de “la pseudo  rasd (sic), durante las celebraciones de aniversario de creación de este  grupo”.
“Este tipo de estratagemas perjudican inmensamente las  excelentes relaciones de amistad y cooperación que existen entre nuestros  pueblos”, agrega la comunicación.
Navas, además de sorprendido, se  declaró indignado por lo que consideró un intento de silenciar su posición  política. El representante reconoció que las relaciones internacionales son de  exclusiva competencia del Gobierno. No obstante, argumentó que las actuaciones  de los legisladores son autónomas en las democracias. Además, en una  comunicación le respondió al embajador marroquí que varias declaraciones de  funcionarios de su país en el pasado respaldaron la independencia de los  saharauis de las cuales le anexó una copia.
Preocupado por la situación  de derechos humanos en la RASD, Navas Talero decidió hacer un foro académico en  el salón Luis Guillermo Vélez del Congreso. Los legisladores regularmente hacen  foros de temas de coyuntura nacional o internacional en las instalaciones. El  presidente del Senado, Armando Benedetti, autorizó la celebración del foro para  el 23 de marzo.
No obstante, el embajador marroquí llamó al presidente  del Senado para evitar que se celebrara el foro, por ser “inconveniente para las  relaciones” entre los dos países, y en consecuencia Benedetti no prestó el  salón. Los legisladores y académicos invitados tuvieron que pedir permiso en el  Salón de la Comisión Primera de la Cámara y allí celebraron el  foro.
Ese mismo día, la plenaria de la Cámara aprobó una proposición de  rechazo a la “intromisión del embajador de Marruecos”, por considerar que es un  irrespeto a la “autonomía del Congreso”. Pero el embajador Khalifa llamó al  presidente de la Comisión, el representante Berner Zambrano, para protestar por  haber prestado el salón.
Por esta razón, Navas decidió enviar un  derecho de petición en el que le preguntó a la Cancillería si eso no es “una  intromisión”.
En respuesta la viceministra de asuntos multilaterales,  Patti Londoño Jaramillo, encargada de las funciones de la Cancillería, explicó  los parámetros que deben seguir los funcionarios de las misiones extranjeras al  referirse a asuntos oficiales. Dice en su comunicación que éstos deben ser  tratados directamente, según las normas internacionales, con el Ministerio de  Relaciones Exteriores. No con el Legislativo.
Lo más probable es que el  rifirrafe termine ahí. A excepción de que el embajador marroquí agregue un nuevo  capítulo a la polémica, que, de todas maneras, ya tocó de alguna forma las  tradicionales buenas relaciones entre los dos países.
Miércoles 30 Marzo 2011
 
 
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