La renovación del acuerdo que están negociando la Unión Europea y Marruecos ha sido continuamente denunciado ya que se incluyen los recursos de la República Árabe Saharaui Democrática. Diversas entidades y colectivos realizaron un semiario sobre este acuerdo en el que se analizó el acuerdo.
Alí Mojtar del Frente POLISARIO, denunciaba que “con este acuerdo, Europa apoya directamente la causa marroquí para quedarse con los territorios del Sahara Occidental” y resaltó que la situación de violación de DDHH que vive la población en el Sahara Occidental ocupado se agrava.
Juan Soroeta, experto en Derecho Internacional, decía que "los recursos naturales de los territorios no autónomos, es decir, pendientes de descolonización, como el Sahara Occidental, no pueden ser explotados, a no ser que repercutan en beneficio de la población y cuenten con el visto bueno de sus representantes legítimos; en el caso saharaui, el Frente POLISARIO, que rechaza abiertamente el acuerdo".
Pilar Ramírez, de Western Sahara Resource Watch, añade que “el acuerdo en materia de pesca también es ilegal. Desde el punto de vista ético porque están expoliando unos recursos que son propiedad del pueblo saharaui".
Además, "la legislación marítima internacional dice que no se puede negociar con los recursos pesqueros de un país a quien no pertenecen esas aguas, y hasta ahora nadie ha reconocido a Marruecos la soberanía sobre ese espacio marítimo” denuncia Ramírez.
Respecto de las repercusiones socioambientales, Álvaro Areta de COAG, expone que con la firma del Acuerdo de Asociación “se produciría la erosión de la soberanía alimentaria tanto de la UE como de Marruecos” y por otra parte, Tom Kucharz de Ecologistas en Acción, resalta que “según las propias cifras de la UE, el área de libre comercio euromediterránea causará la pérdida de 3,4 millones de empleos manufactureros en los países socios”.
El "punto positivo" en la mesa dicen los roganizadores ha sido puesto por Berta Iglesias de “Quién debe a Quién” que ha recordado que “La resistencia social a estos Acuerdos Comerciales es una realidad y se articula a nivel mundial a través de numerosas redes alternativas a las políticas comerciales de la Unión Europea”.
Los ponentes del Seminario abogaron por un rotundo rechazo al acuerdo pesquero ilegal de la Unión Europea con Marruecos y han pedido al Parlamento Europeo que no ratifique el nuevo Acuerdo de Asociación que preveé ampliar la liberalización comercial y agrícola. Asimismo, exigen al Congreso de los Diputados que se posicionen en estos asuntos dadas las graves ilegalidades y vulneraciones del Derecho Internacional de las que es responsable el Gobierno Español.
En resumen, las conclusiones sobre qué repercusiones tendría la aprobación del Acuerdo comercial son:
· Incurriría en una grave violación de la jurisdicción internacional, al legitimar la comercialización de los recursos del territorio del Sáhara Occidental ocupado, que se encuentra ilegalmente ocupado por la fuerza de las armas marroquíes y pendiente de descolonización, según reconoce la ONU.
· Legitimaría el régimen antidemocrático del gobierno marroquí y las prácticas contrarias del mismo respecto al Derecho Internacional, como atestiguan el violento desmantelamiento del campamento Gdeim Izik y la posterior represión del pasado noviembre o la constante represión contra los opositores al régimen. Y lo haría además en un momento especialmente sensible en lo que se refiere a las demandas sociales de los pueblos del Magreb por acabar con años de tiranía y represión violenta de las libertades sociales.
· Profundizaría el sistema de agricultura basado en las grandes explotaciones agroindustriales. Las grandes producciones de las corporaciones agroexportadoras, de menor precio a costa de salarios irrisorios y penosas condiciones laborales, inundarían el mercado español y europeo, llevando a la quiebra a miles de pequeños agricultores que no podrían competir en igualdad de condiciones. La ya maltrecha agricultura española se vería seriamente afectada, y se profundizaría en el modelo de gran explotación agroindustrial, que requiere menor mano de obra, y obliga el abandono de las ya de por sí poco pobladas áreas rurales.
· El beneficio monetario que implicaría para las grandes corporaciones agroexportadoras atraería su interés para implantarse en territorio marroquí, con lo que se incrementaría su extensión y producción. Lo que junto con la introducción de excedentes agrícolas europeos subvencionadas, acabarían arrasando con las pequeñas explotaciones agrícolas, muchas de ellas de subsistencia. Este fenómeno, recurrente en otros países pobres que han firmado acuerdos con la UE, incrementa la brecha social al arrastrar a la pobreza extrema a importantes capas de la población más desfavorecida.
· Los dos puntos anteriores supondrían una pérdida de soberanía alimentaria para los pueblos de ambas regiones.
· La profundización en un modelo basado en grandes explotaciones agroindustriales incrementaría la insostenibilidad del modelo agrícola y sus impactos ambientales. Las grandes explotaciones requieren de un mayor consumo de petróleo para el funcionamiento de la maquinaria -cuya quema produce emisiones de CO2-, un mayor consumo de agua, una mayor utilización de pesticidas y fertilizantes -que contaminan suelo y agua-, un mayor transporte -al centralizarse las explotaciones se incrementa la distancia a los puntos de consumo- y unas mayores necesidades de envases y utilización de conservantes. Además, esta concentración en la explotación expulsa población de las áreas rurales, con lo que se abandonan aún más los campos y se pierden las formas tradicionales de explotación agraria, caracterizadas por tener un impacto ambiental mucho menor.
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