La ministra de Asuntos Exteriores y Cooperación, Trinidad Jiménez, se reunió el pasado día 12 en El Cairo (Egipto) con dos representantes del Consejo Nacional de Transición (CNT), que actúa como Gobierno de la sublevación libia. La entrevista, cuya existencia se había mantenido en secreto y fue revelada ayer por la agencia Efe, se produjo en la residencia del embajador español en Egipto, Fidel Sendagorta, después de que Jiménez recibiera a los jóvenes de la Coalición 25 de enero, impulsora la rebelión que provocó la caída del presidente Hosni Mubarak.
La cita de El Cairo ha sido el encuentro de más alto nivel que ha tenido hasta ahora el Gobierno español con los rebeldes. El primer contacto con el CNT se produjo el 5 de marzo en Bengasi y lo protagonizó un responsable de la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo, Pablo Yuste, quien llevó un cargamento de medicinas. Jiménez se comprometió a hacer nuevos envíos humanitarios.
En cambio, respondió que "España no reconoce Gobiernos, sino Estados", cuando los rebeldes libios le pidieron el reconocimiento diplomático. La UE reconoció el pasado día 11 al CNT como "un interlocutor político", pero esta quiere ser "el interlocutor político"; es decir, el único representante del pueblo libio.
España, como la mayoría de los países de la UE, admite que el CNT puede ser representativo de la región de la Cirenaica, en el este del país, pero tiene dudas de su apoyo popular en la Tripolitania, bajo control de Gadafi. "La mejor salida a esta crisis es que el entorno de Gadafi se dé cuenta de que este se ha convertido en un estorbo y se desprenda de él. A partir de ahí podría abrirse un diálogo nacional con el CNT y ponerse en marcha un Gobierno de unidad libio", explican fuentes gubernamentales. La alternativa es que la intervención militar consolide la división del país "lo que nadie quiere". Auque la resolución de la ONU no habla de derrocar a Gadafi, añaden las mismas fuentes, "se deduce que no puede haber diálogo ni futuro con un líder político a quien el tribunal penal internacional investiga por crímenes contra la humanidad".
Mientras prosiguen los bombardeos de la coalición sobre Libia, los cuatro cazas F-18 y el avión cisterna españoles que partieron el sábado desde Torrejón de Ardoz (Madrid) se encontraban ayer en la base italiana de Decimomannu (Cerdeña, Italia) listos para actuar. El jefe del mando de Operaciones, general Jaime Domínguez Buj, explicó que ya se ha transferido el control operativo sobre los mismos al general Carter Ham, que lidera la operación en Libia desde del mando estadounidense para África (Africom), con sede en Stuttgart (Alemania).
"Los aviones están ya operativos e integrados en el dispositivo aéreo de la coalición y, por tanto, en disposición de actuar en cualquier momento", insistió Buj; es decir, cuando se les ordene. No será antes de que se compruebe que se han eliminado las defensas aéreas libias y puede aplicarse la zona de exclusión.
Los F-18 harán misiones de patrulla aérea -vigilarán que ningún avión ni helicóptero vuela sobre Libia- y estarán autorizados a abrir fuego, explicó Buj. Aunque no quiso revelar las reglas de enfrentamiento, estas permiten, por ejemplo, disparar cuando un avión es blocado por un radar -que sigue su trayectoria antes de disparar- o cuando alguna aeroave a la que se ordena tomar tierra desatiende las indicaciones y realiza alguna maniobra agresiva.
Por otra parte, la fragata F-104 Méndez Núñez zarpó ayer de Ferrol rumbo a Rota, donde quedará a la espera de incorporarse, junto al submarino Tramontana a la misión de bloqueo naval que planea la OTAN.
Fuente El Pais
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