Fuerzas leales al dictador libio Muamar el Gadafi han lanzado este miércoles una ofensiva en el este del país magrebí, controlado por los rebeldes desde el inicio de las revueltas contra el régimen, hace ahora dos semanas. Los militares y mercenarios a las órdenes del coronel han iniciado esta mañana un contundente ataque sobre Marsa el Brega, un importante enclave petrolífero a 800 kilómetros al este de Trípoli, empleando aviones, infantería y artillería pesada. Sin embargo, los rebeldes están consiguiendo mantener el control de la ciudad.
El periodista de la BBC, John Simpson, que está sobre el terreno, asegura que la ciudad se encuentra libre de tropas terrestres de Gadafi, lo que no impide que Brega esté a salvo de ataques, porque un avión ha lanzado esta tarde dos misiles a unos dos kilómetros de la petrolera del lugar. Según Al Arabiya, los enfrentamientos han dejado, por el momento, 14 muertos.
En Ajdabiyah, a 80 kilómetros de Brega, la situación es de extrema tensión. La población teme que Gadafi la fije como próximo objetivo de su ofensiva. Ajadabiyah alberga un importante depósito de armas donde se presume que el dictador almacena material químico para fabricar armas, por lo que su conquista sería un importante golpe psicológico contra los alzados. En todo caso, no se han producido todavía ataques a esa ciudad.
Muchos rebeldes de Ajdabiyah están sumándose en las últimas horas a la defensa de Brega. Varias camionetas están cargando a los voluntarios, armados con rifles y pistolas, para trasladarlos a la ciudad asediada. Por otro lado, las deserciones siguen lastrando al régimen. Un coronel de la aviación que desertó hace días ha asegurado a este periódico que al menos uno de los pilotos que están bombardeando Brega desde el aire también se ha unido a la rebelión y se ha lanzado en paracaídas antes de tener que castigar a la población.
Los rebeldes piden ayuda internacional
El movimiento rebelde, cuyo Consejo Nacional creado en Bengasi ha pedido ser reconocido como el único representante legítimo de Libia, empieza a mostrar signos de impaciencia ante una situación que amenaza con enquistarse. El dictador continúa parapetado junto a sus fieles en Trípoli y los insurgentes, aunque mantienen el control del este del país y están cada vez más cerca de conseguirlo en el oeste, consideran una gesta casi imposible asaltar la capital libia sin el concurso de la comunidad internacional.
La dirección de los opositores ha reclamado al Consejo de Seguridad de la ONU que lance un ataque aéreo "contra los mercenarios" del régimen de Gadafi, algo que ellos no pueden hacer "por su papel defensivo". Aunque han matizado que siguen sin apoyar una intervención extranjera.
Objetivo: frenar el castigo aéreo
En Misrata, a 200 kilómetros al este de Trípoli y que sufre el acoso continuado de las tropas del coronel libio, un portavoz del recién formado comité popular asegura que la población también quiere asistencia de las potencias occidentales para doblegar al régimen. "Una zona de exclusión aérea limitaría sus movimientos y su habilidad para mover mercenarios del sur al norte y de reclutarles de países subsaharianos", asegura un miembro del consejo de Misrata, que ha preferido ser identificado por su nombre de guerra, Saadoun. El secretario de Defensa de EE UU, Robert Gates, ya ha dicho, sin embargo, que tomar esta medida implicaría atacar a Libia para destruir la defensas de Gadafi. La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, que ha reconocido que una de sus grandes preocupaciones es que Libia degenere en "una Somalia gigante", ha avisado de que la decisión de crear una zona de exclusión áerea en el país magrebí no se adoptará en un breve plazo sino que todavía queda "una larga distancia".
La tercera intervención de Gadafi
Y mientras, Gadafi, en su tercera intervención televisada desde que estallaron las revueltas, ha vuelto a acusar a Al Qaeda y al terrorismo internacional de estar detrás de los rebeldes, y ha desafiado a la ONU y la OTAN al pedirles que abran una investigación y aporten pruebas de los presuntos crímenes de guerra que le imputan. El líder libio ha asegurado que las cifras de muertos son exageradas y ha sugerido que solo 150 personas han fallecido. Fuentes independientes de ONG y organismos internacionales estiman que 2.000 personas han perdido la vida en dos semanas de conflicto. La Liga Libia para los Derechos Humanos, una organización con sede en París, cifra las muertes en unos 6.000. La Corte Penal Internacional ha decidido abrir una investigación sobre los presuntos crímenes (de guerra o contra la humanidad) cometidos en Libia desde el pasado 15 de febrero.
Fuente: El País
No hay comentarios:
Publicar un comentario